En el contexto agrícola panameño, los microorganismos eficientes (ME) se han
posicionado como una herramienta biotecnológica clave para impulsar la
sostenibilidad, la productividad y la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.
Estos organismos microscópicos, que incluyen bacterias, hongos y levaduras,
contribuyen significativamente a la salud del suelo, la absorción de nutrientes, el
control biológico de plagas y enfermedades, y la mejora del rendimiento de los
cultivos.
Para profundizar en el impacto de estos microorganismos en la agricultura
nacional, entrevistamos a la profesora Belma Soto, destacada docente del
Departamento de Fitotecnia de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la
Universidad de Panamá. Soto explicó que los microorganismos eficientes son
biocomponentes de alta calidad que aportan beneficios sustanciales al sector
productivo, particularmente al agrícola.
“Podemos definirlos como organismos vivos, principalmente bacterias y hongos,
que mejoran la salud del suelo, promoviendo su fertilidad mediante la fijación de
nitrógeno y la regeneración biológica. Además, tienen un rol fundamental en la
protección de los cultivos al actuar como agentes de control contra plagas y
enfermedades,” afirmó.
Desde aproximadamente el año 2008, el uso de microorganismos eficientes ha ido ganando terreno en Panamá, especialmente en cultivos estratégicos como el
arroz, el cacao, el banano y hortalizas de ciclo corto como el tomate y el pimentón.
La especialista destacó la efectividad de la Trichoderma, un hongo benéfico, en el manejo fitosanitario de estos cultivos.
En el caso del arroz, que representa el cereal de mayor consumo nacional, la
incorporación de microorganismos eficientes ha permitido reducir
considerablemente el uso de agroquímicos, lo cual no solo disminuye los costos
de producción, sino que también mejora la calidad del producto final y favorece lasalud de los suelos y los ecosistemas.
La Facultad de Ciencias Agropecuarias, consciente del potencial transformador deestos microorganismos, ha desarrollado diversos programas de formación
orientados tanto a productores como a profesionales de otras disciplinas. Uno de
los ejemplos destacados fue la capacitación impartida en el mes de junio a 57
mujeres rurales en el distrito de Capira, centrada en agricultura sostenible y
regenerativa.
Además, se han extendido estas acciones formativas a sectores no tradicionales,
como el de la salud, con talleres dirigidos a más de 100 médicos sobre la
recolección y producción de insumos a base de microorganismos eficientes,
demostrando la transversalidad de esta tecnología.
Frente a los desafíos que plantea el cambio climático, Soto resalta el potencial de
los ME para fomentar una agricultura más resiliente. En este contexto, cobra
especial relevancia el uso de cepas nativas, adaptadas a las condiciones
agroecológicas del país, particularmente en las provincias centrales.
Laboratorios como el del ABP Agro Biológicos de Panamá en El Cristo de
Aguadulce, en la provincia de Coclé, desempeñan un papel crucial en la
investigación aplicada y la conservación de estos recursos microbiológicos.
Asimismo, instituciones como el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá
(IDIAP) y organizaciones privadas como el IICA, representan aliados estratégicos
para consolidar una producción agrícola sostenible y tecnológicamente avanzada.
El impulso al uso de microorganismos eficientes representa una oportunidad
histórica para transformar la agricultura panameña hacia un modelo más
sustentable, resiliente y competitivo. Fortalecer las capacidades locales,
establecer marcos regulatorios adecuados y fomentar alianzas institucionales
serán pasos esenciales para consolidar esta transición agroecológica.
Texto:Liriola Avilés
imagen : Internet



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