
Hulk Hogan, cuya extravagancia y aura de estrella ayudaron a transformar la lucha libre profesional de una atracción regional de bajo presupuesto en una industria multimillonaria, ha muerto el jueves en su casa de Clearwater, Florida. Tenía 71 años.
World Wrestling Entertainment confirmó su muerte en un correo electrónico el jueves, pero no dio más detalles.
Incluso después de que terminaran sus días de lucha libre, Hogan siguió siendo el centro de atención, más visiblemente en 2024, cuando habló en la Convención Nacional Republicana y se arrancó la camiseta para revelar otra de Trump/Vance que llevaba debajo.
Hogan fue el rostro de la lucha libre profesional durante décadas, con su pelo rubio y su bigote de herradura, sus bandanas de colores y sus bíceps enormes, a los que se refería como “pitones de 24 pulgadas”.
La rutina que hacía antes de sus encuentros garantizaba el frenesí de los aficionados. Se llevaba la mano a la oreja para animar al público y se arrancaba la camiseta, que tenía rasgada para facilitar el proceso. Los aficionados lo adoraban tanto por su encanto y su físico como por su destreza en la lucha de vieja escuela.
Foto vía Getty Images
texto: Victor Mather
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