Manglares en Panamá: Guardianes Silenciosos de la Biodiversidad y el Bienestar Costero

Publicado el 11 de agosto de 2025, 16:04

Los manglares de Panamá, más allá de su belleza natural, se alzan como uno de los ecosistemas más productivos y vitales del planeta. Su rol como barrera natural, vivero marino y regulador climático los convierte en piezas clave tanto parala conservación ambiental como para el bienestar de las comunidades costeras.

Sin embargo, estos guardianes silenciosos enfrentan hoy serias amenazas que ponen en riesgo su permanencia.
Estas zonas de transición entre la tierra y el mar actúan como puentes ecológicos entre ambientes marinos y terrestres. Así lo explica la ingeniera Migdaris Murillo, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá, quien destaca que los manglares “crean hábitats esenciales para numerosas especies”.
Los manglares panameños albergan peces, crustáceos y moluscos que encuentran allí un refugio natural durante sus primeras etapas de vida. También son hogar para aves migratorias y residentes, mamíferos, reptiles y otras especies que desempeñan roles fundamentales dentro de la cadena trófica marina.
Desde una perspectiva ecológica, estos ecosistemas sobresalen por su alta productividad primaria y su capacidad para acumular grandes concentraciones de biomasa.

Además, actúan como filtros naturales que retienen sedimentos, nutrientes y contaminantes, lo que mejora la calidad del agua y beneficia a ecosistemas vecinos como arrecifes de coral y praderas marinas.
Los manglares también cumplen una función clave como barreras naturales contra tormentas, marejadas e inundaciones. Ayudan a prevenir la erosión y protegen infraestructuras, suelos y comunidades asentadas en zonas costeras vulnerables. En un contexto de cambio climático, su rol como escudo natural se vuelve aún más imprescindible.
En cuanto a la emblemática flora de los manglares panameños, la ingeniera Murillo señala que predominan cuatro especies principales:
1- Mangle rojo (Rhizophora mangle), con sus características raíces aéreas.
2-Mangle negro (Avicennia germinans), conocido por sus raíces neumatóforas.
3-Mangle blanco (Laguncularia racemosa), común en zonas más elevadas.
4-Mangle botón (Conocarpus erectus), que suele encontrarse en los márgenes del ecosistema manglar.

Estas especies no solo sostienen la biodiversidad del ecosistema, sino que lo estructuran y lo hacen funcional, creando condiciones para que cientos de organismos prosperen.
A pesar de su importancia ecológica y social, los manglares enfrentan una creciente presión. Entre las amenazas naturales se encuentran fenómenos climáticos extremos como tormentas, huracanes, sequías prolongadas y lluvias intensas, que afectan la salinidad, sedimentación y dinámica hídrica del ecosistema.
Pero son las amenazas provocadas por el ser humano las más severas. La expansión urbana, la construcción de infraestructuras turísticas, industriales y portuarias, así como el desmonte para actividades agropecuarias y camaroneras, han fragmentado y reducido significativamente las áreas de manglar, sobre todo en la costa del Pacífico.
A esto se suma la contaminación por aguas residuales, residuos sólidos y agroquímicos, que deteriora la calidad del agua y del suelo, comprometiendo la salud de estos ecosistemas vitales.
Panamá ha establecido un marco legal para proteger los manglares. La Ley General de Ambiente (Ley 41 de 1998) y el Decreto Ejecutivo 135 de 2005 prohíben su tala, exportación y conversión a otros usos sin los debidos estudios de impacto ambiental.
Asimismo, muchos manglares forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), que incluye sitios emblemáticos como el Humedal Bahía de Panamá (Sitio Ramsar), el Parque Nacional Coiba, y refugios de vida silvestre como Las Cañas.

El Ministerio de Ambiente, en coordinación con la ONU y organizaciones no
gubernamentales, ha puesto en marcha programas de restauración ecológica, monitoreo y educación ambiental con el objetivo de fomentar la conservación y recuperación de estos ecosistemas.
Los manglares también tienen un impacto directo en la vida de las comunidades. La pesca artesanal depende en gran medida de estos ecosistemas, ya que muchas especies de interés comercial utilizan los manglares como criaderos. Estudios recientes demuestran que las
zonas con manglares saludables ofrecen mayor productividad pesquera, lo que garantiza seguridad alimentaria y estabilidad económica a poblaciones locales.
En términos de infraestructura, los manglares mitigan la erosión costera y la intrusión salina, protegiendo cultivos, viviendas y servicios públicos.
Además, ofrecen oportunidades de desarrollo sostenible a través de la recolección responsable de recursos como cangrejos, camarones y conchas, así como actividades de ecoturismo y educación ambiental.

Los manglares de Panamá son mucho más que paisajes costeros: son ecosistemas fundamentales para la biodiversidad, la seguridad ambiental y el bienestar humano. Su función como viveros naturales, protectores costeros y reguladores del clima los convierte en aliados indispensables frente a los desafíos del cambio climático y la pérdida de
biodiversidad. No obstante, su futuro depende de la voluntad colectiva para protegerlos. La conservación de los manglares ya no es solo una opción ecológica, sino una necesidad urgente para garantizar la resiliencia de nuestras costas, la supervivencia de numerosas especies y lacalidad de vida de las comunidades que dependen de ellos.

Por: Liriola Avilés


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