Pedro Miguel, Ancón – Los residentes del corregimiento de Pedro Miguel, en el distrito de
Ancón, llevan años soportando fuertes hedores que afectan gravemente su calidad de vida.
A pesar de las múltiples solicitudes dirigidas a las autoridades competentes, el problema
persiste sin una solución clara a la vista.
Vecinos de la comunidad denuncian que los olores nauseabundos podrían tener diversos
orígenes, entre ellos una posible falla en la planta trituradora de excrementos, el deterioro
del sistema de alcantarillado o incluso la contaminación del lago cercano. Sin embargo,
hasta la fecha, ninguna entidad ha realizado una inspección exhaustiva que determine con
certeza la causa del problema.
La única institución que ha acudido recientemente al área fue la Autoridad Nacional del
Ambiente, cuyos técnicos confirmaron la presencia de los hedores. No obstante, su labor se
limitó a la detección del problema. Según informaron, elaboraron un informe para que otra
institución competente se encargue de tomar acciones correctivas.
"Estos olores son insoportables, sobre todo en horas de la tarde. Hemos enviado cartas,
realizado llamadas, presentado peticiones, pero nadie nos escucha", manifestó una
residente, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
Además del problema de los malos olores, los moradores también enfrentan deficiencias en
el servicio de recolección de basura. Según reportan, los camiones recolectores no realizan
sus recorridos con la frecuencia necesaria, lo que provoca acumulación de desechos en las
calles y agrava aún más la situación sanitaria del sector.
Ante este panorama, la comunidad hace un llamado urgente al Municipio de Panamá, al
Ministerio de Salud (MINSA) y al Instituto de Acueductos y Alcantarillados
Nacionales (IDAAN), para que realicen una evaluación técnica y tomen medidas
inmediatas que permitan recuperar las condiciones ambientales del corregimiento.
Mientras tanto, los residentes continúan esperando respuestas y acciones concretas que les
devuelvan la tranquilidad y la salubridad a su comunidad.
Texto y Foto: Liriola Aviléz
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